lunes, 15 de marzo de 2010
Sexo, drogas y rockanrol
Como ambulancias alejándose, los días elásticos se estiran con olores visionarios. Las escenas quieren todas tener por un segundo su papel principal, como amontonándose en la fila de en medio de la realidad.
martes, 10 de febrero de 2009
La gallina de los huevos de oro
Empieza de la misma forma: cigarros y fuego a la bolsa izquierda, el celular a la bolsa derecha, las pics y las fichas para la bolsa pequeña, las tarjetas en la bolsa de atrás y el equipaje está listo. Pero al final me pasa lo mismo que con el pelo, la basura nunca deja de crecer. Lo primero es un sencillo ticket del pan, la gas, comida o lo que sea, que por aspiraciones verdes simplemente no lo puedo tirar, después la cajetilla diaria que deja sus envoltorios conmigo, servilletas, tarjetas de presentación, tarjetitas, matochas, portabachas y toda clase de pequeña basura empieza a crecer y andar conmigo en las bolsas de mi pantalón. Y es que a falta de un lugar que considere el territorio de mi manada, me acostumbre a estar siempre listo para zarpar y eso implica carecer de un lugar al cual volver por mis cosas en el momento que se me antoje, así que por puros placeres sedentarios le brindaré un hogar a mis papeluchos, al que mi pantalón y yo volvamos cuando los necesite rescatar.
miércoles, 10 de diciembre de 2008
Juegos de tusa
Cuando vivís intentando entender esta realidad, a menudo parás usando tu tiempo para explorar otras. Así, floté por mundos verdes, fui extranjero en mundo rojos, azules, púrpuras y subí muy alto a mundos blancos, pero ya no. El regreso es siempre la peor parte de un viaje pero no de éste, regresar por fin a mi casa, a las voces de toda la vida, a la ropa planchada y cenar a las ocho, por fin volver.
martes, 28 de octubre de 2008
Eraser
Vendrán y quizás ni nos daremos cuenta
disfrazados de nuevos caminos los caballos del olvido
se llevarán tus manos
nos borrarán de aquí
disfrazados de nuevos caminos los caballos del olvido
se llevarán tus manos
nos borrarán de aquí
lunes, 18 de agosto de 2008
Astrológica
Mi única preocupación era perder mis discos de los Beatles, así que lo primero que hice cuando me contaron que las cosas se iban a poner feas, fue empezar a meter los discos que cupieran en mi usb y en la mitad de Revolver llegó, con todas sus municiones, la de recursos humanos. Que la acompañara al primer piso, que ya no iban a necesitar mis servicios, que cuando uno se accidenta lo primero que hace es avisar al trabajo y no esperar a hasta las tres de la tarde, porque es bien sabido que a las tres de la tarde ya no hay quién se salve y… ese montón de mentiras aprendidas en sus rutinas de enterradora. Supongo que ya no serviría de nada explicar que lo de mi barbilla no había sido un accidente en el paso a desnivel de la trece calle, que lo que en realidad pasó es que camino al trabajo platicábamos de cómo el futuro y el pasado eran una de esas mentiras en las que nos quería hacer creer la industria de los astros, ella amante de esas artes siempre odió mi existencialismo y no entendía cómo alguien puede creer que todo lo que tiene son 20 segundos de presente y nada más; yo, a pesar de haber sido testigo de algunas “casualidades” entre el tarot y mi destino, no podía entender que sus astros me veían a mí siendo seducido por una morena de bastos, así que cuando una morena en un carro negro me daba vía y una sonrisa enorme, esperó el final de mi sonrisa, se puso histérica y después de pegarle al timón haciendo sonar la bocina se tiró sobre mí para morderme la barbilla, con el carro a media calle, golpeó de nuevo el timón llenando de piedritas de colores el interior del carro por su pulsera en explosión y se lanzó otra vez sobre mí besándome con una cara de cólera y miedo que no conocía. Después de mi barbilla sangrando, trece frenazos y dos semáforos en rojo, fuimos a dar a la sala de la casa en donde cobijados con Piazzola y unos vinos estuvimos en el cielo hasta las tres de la tarde cuando supuse que ya era hora de inventar alguna excusa para mi jefe.
lunes, 24 de septiembre de 2007
Siempre hacer es dejar de hacer
Ya lo dijo Holiveira y sí, en todo acto hay una omisión y aunque compartí el pesimismo por mucho tiempo, ya no. De espaldas a todo lo que no tengo, opté por sonreirle al montón de colores que me tocan.
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